K245: "NO ESKUCHES MÚSICA MIENTRAS ENTRENAS: NO ES BUENO PARA UN HOMBRE."

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KONSEJO 245 del Dr Kabra:

《NO ESKUCHES MÚSICA MIENTRAS ENTRENAS: NO ES BUENO PARA UN HOMBRE.》 

De momento es chico, pero corre un grave riesgo de transformarse en otra cosa... ¡Que empiece a convertirse en un cazador, en un tarahumara o en un bosquimano haciendo caza por persistencia! Así, vendrá al poblado con la pieza cazada. Y con más musculatura de la que tenia cuando salió. 

Ali Kuoppala nos reporta un estudio de Hajime Fukui, una endocrinóloga japonesa que nos muestra, hasta qué punto, los hombres y las mujeres, no somos para nada iguales. Y siempre, nos ganan ellas, en casi todo.

Resulta que a chicos y chicas se les midió la reacción de la Testosterona (T) en saliva tras escuchar, con los auriculares, su música favorita, y además, otros tipos de músicas de prueba, como clásica, jazz, pop, canto gregoriano, y luego, sin escuchar absolutamente nada.

Se comprobó que a todas las chicas les subieron los niveles de T, con cualquier tipo de música, y mucho más con su favorita. Y por encima del grupo de control que no escuchaba música.

Sin embargo, en los chicos, fue catastrófico. Con cualquier música, la T bajaba; con la que menos, con el canto gregoriano, y según afinidades, iba bajando más con el resto de músicas. Con la música favorita de cada chico, los niveles de T bajaban más del 60 %.

La gráfica del bajonazo masculino que pega tu música favorita cuando la escuchas. Es por lo que dicen que los hombres "no podemos hacer dos cosas bien a la vez": Si nos lo pasamos "dabuten" con la música, dejamos de rendir en el ejercicio. Y al revés. La menor bajada en el canto gregoriano. Tal vez sea buena música para un ultratrail. La de las chicas es mayor el "after" que el "before". 

¿Por qué somos tan distintos?

Según Fukui, la música es apta para el trabajo en grupos. El hombre es más bien un cazador y necesita silencio. En la caza, la pelea, la competencia por el sexo, en el sexo..., suele haber en el hombre un instinto agresivo, por lo que el trabajo en grupos es mucho más difícil para el macho. La música da idea de fiesta, de celebración, de concordia, de sexo practicado, de trabajo hecho, en definitiva de baja T. (Los hombres no pueden estar haciendo dominadas y a la vez cantando Paquito el chocolatero o canciones de Freddy Mercury.)

Las mujeres son unas privilegiadas. Lo vimos con la Brujita (Ann Trason), que corría con los auriculares puestos, como una bala, en "Nacidos para correr", y que para alcanzarla, los tarahumaras  debieron convertirse en cazadores de un venado disfrutando enormemente con ello. Sólo la risa y la concentración les permitió conseguirlo. 

Por eso, la música favorita, en auriculares, no es buena en absoluto para el entrenamiento de un hombre. (Y la otra, es menos mala, pero ninguna positiva. Y si no te gusta mucho ¿por qué ir escuchando algo?). Sin embargo, en los gimnasios, la música de fondo, repetitiva y machacona, parece que incrementa la productividad, reduce el cortisol y el estrés, y crea pautas para el ejercicio, como si fuera el "Tabata timer". O sea, que la única buena, es la más mala de todas.

A la mierda los ipods, los mp4, los sistemas de Nike y de Adidas para correr con música y entrenar, etc. Acaban de perder a la mitad de la clientela aunque la publicidad lo niegue, y nunca se permita perder a tanto cliente potencial. Todo eso, se queda para las chicas. A ellas, les viene bien todo. (¡Joderrrr! ¡Qué suerte!).

El hombre con auriculares se viene abajo, salvo que se grave música de fondo repetitiva y su cerebro sea más bien "simplote". Si la música es buena y disfruta con ella, su rendimiento deportivo "colapsa" totalmente. 

Así que ya lo sabes, levantando peso, subiendo cuestas, cortando leña, haciendo trail, sentadillas o crossfit,... lo único que debes oír es el sonido de tus respiraciones y tus gritos de triunfo o exhalación de energía con el press levantado de más peso que el corporal, por ej. Todos los grupitos que te gustaban, FUERA DEL EJERCICIO, o te acabarán "hundiendo en la miseria". Por no decir, haciendo, que en lugar de ganar músculo, lo pierdas.
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